Música y recuerdos

Cada oyente es un gusto musical diferente, que muestra diversidad, gusto, afición, preferencias, motivaciones y recuerdos, todo junto para permitir un universo de voces, de ritmos, de melodías y sobre todo de estilos de canto o de interpretación. Cada época del humano se asocia con un tipo de música, tal vez por las emisoras, los cassetes, los discos, las grabaciones o simplemente por la cultura musical de la familia o del individuo como ente independiente. Es común recordar, sobre todo en la adolecencia, que los muchachos o muchachas, se reunían para escuchar a sus cantantes favoritos, ir a sus conciertos o por lo menos comentar sobre sus éxitos en radio y programas especializados. Personalmente he tenido un gusto por la música no estidente, sin gritos, sin vicios asociados, sin modas extranjeras, pero sobre todo, con melodía asociada y con letras o mensajes claros, libres de doble sentido o vulgarismos, que invitan a deleitar el oído y estimular el pensamiento positivo y armonioso con la sociedad del amor. Son muchos los nombres para recordar, sin querer ser exclusivista, dejo en este escrito, los de mayor preferencia y que revelarán directamente mi oigen, mi edad y mi personalidad: Julio Iglesias (Paloma), Manolo Galván (Poema del Alma), Raphael (Yo soy aquel), Camilo Sexto (Fresa salvaje), Armando Mazanero (Esta tarde vi llover), Los Panchos (Sin ti), en lo que respecta a baladas o últimamente, de manera peyortiva: música de plancha; en los temas clásicos: Bethoven (Novena Sinfonía). Mozart (Sinfonía No. 40). Strauss (Valses), sin la rigurosidad de conocer el porqué y los tonos o métricas asociadas. En la música bailable los clásicos de El Gran Combo de Puerto Rico (No hay cama pa tanta gente), Nelson y sus estrellas (Londres), La Billos (Mi Cali Bella), Los Melódicos (Veneración), Los Blanco (todos), Fruko y sus tesos (El preso), Joe Arroyo (Barranquilla). Y la música estilizada o intrumental, donde el ritmo, normalmente sin letras, nos transporta a otros destacados autores, compositores e intérpretes de grandes piezas musicales, a través de Franck Purcell (Concorde), Peter Delis (Colegiala), Denis Russos (Forever and ever), etc. . Así mismo, la música autóctona o nacional, con Jaime Llano Gonzáles (Pasillos), Arnulfo Briceño (Canta Llano), Luis Ariel Rey (carmentea), Jorge Veloza (La cu8charita), ente otros. Los vallentos que mueven la sangre en las venas: Diomédez Díaz (Me deja el avión). Poncho y Emilianito (Mi hermano y yo), El Binomio de Oro (El higuerón), Jorge Oñate (Mujer Marchita) y otros pocos, cultores de la música de parranda y mensaje de la costa caribe. Por último la música extranjera, típicamente en inglés, italiano y francés: Ervé Vilard (Caprí Sefini), Nícola DiBari (Mi corazón es un gitano), Andrea Bucheli, Laura Paucini, Engelber Humperdinck, Kenny Rogers, Los Beatles. Son muchso ritmos, muchoas voces, muchos mensajes y sobre todo m ucha paz interior que genera escuchar una melodía con ritmo, métrica y buen mensaje. , https://www.youtube.com/watch?v=95oGxp93WhQ; etc.

Escuchar emisoras locales y ahora digitales como melodía estéreo, traen tranquilidad y deseos de seguir en el bello instante de la vida, porque reconforta el espíritu y llena de positivismo escribir, leer y atender otras tareas de alimentaión personal.

aquí un bello ejemplo de armonía y sonido bestial: https://www.youtube.com/watch?v=Kjx_amzEDVM

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